¿La llegada de la educación virtual trae beneficios inesperados?

Educación y salud

La historia de la sociedad, y por tanto de la educación, no están exentas de vicisitudes, enfermedades y desastres que de diversas maneras modificaron la normalidad establecida hasta el momento. La educación siempre ha puesto lo mejor de sí para superarse y darle continuidad a los distintos ciclos. Enfermedades como la peste amarilla, el cólera, la gripe española, la poliomielitis o la gripe porcina son algunos de los ejemplos más conocidos y de alto impacto en los países hispanoamericanos, mientras que guerras, giros políticos o desastres naturales también han producido cortes abruptos en la cotidianeidad educativa de otras zonas.

Claro que nunca había pasado lo que vivimos en la actualidad, pero es bueno recordar episodios pasados a la hora de reflexionar sobre nuestro presente, y más aún, para la búsqueda de salidas y alternativas. Una cuestión que claramente ha ido cambiando y fortaleciéndose es el insoslayable vínculo entre la salud y la educación, y se ha visto reflejado con la incorporación del deporte al sistema educativo así como también de explicaciones basadas en términos médicos y biológicos, tales como contagio, prevención, profilaxis y pandemias, entre otros. Incluso, en muchos países es la escuela el lugar privilegiado a la hora de la vacunación, y valores arquitectónicos como la ventilación y la luminosidad -hoy considerados imprescindibles- son cuestiones que claramente evolucionaron positivamente con el tiempo.

Este periodo pandémico también ha dejado claro que el vínculo entre educación y tecnología es innegable; una buena educación en la actualidad necesariamente incorpora herramientas digitales, haciendo que materias tales como robótica y programación sean imprescindibles en la currícula.

Un camino necesario

De repente, la educación virtual se volvió la única educación posible. Claro que aquí hay una multiplicidad de factores merecedores de un análisis más profundo, fundamentalmente en torno a las inequidades de los diversos sistemas y de la sociedad en su conjunto; es evidente que no hubo un único camino para enfrentar esta opción y que muchas veces se optó por lo posible frente a lo deseable. Merece una exhaustiva reflexión todo el periplo recorrido por la gran mayoría de los docentes, con infinidad de situaciones ya sea dolorosas, graciosas o hasta inverosímiles. Cualquiera haya sido el camino recorrido para instrumentar el proceso de la educación virtual y sabiendo de las enormes dificultades recorridas, es preciso decir que hay a la vista una serie de beneficios inesperados que se han reflejado en este corto tiempo.

La pandemia obliga a repensar una serie de reglas y herramientas que el régimen de presencialidad legitimaba para organizar el acceso a la educación, la promoción, la acreditación o la certificación; y este planteamiento no sólo aplica para este momento, sino también para un futuro incierto en el cual la tecnología tiene un papel protagónico. Gigantes como Google lo entendieron rápidamente al desarrollar un conjunto de herramientas de muy fácil manejo, pensadas directamente para solucionar tareas referidas a la educación virtual.

 

Ir a clase en pijama

Este nuevo escenario requiere nuevas habilidades; hemos iniciado un camino de educación híbrida que difícilmente vuelva atrás. Veamos lo positivo que hemos constatado y preparémonos para continuar; las herramientas de Google Workspace que mencionamos anteriormente, le abren al profesor la posibilidad de repensar pedagógicamente las nuevas y viejas tecnologías y con Océano Educación puedes aprender a usarlas, sea cual sea tu nivel actual de conocimiento de estas herramientas.

 

Veamos algunos beneficios inesperados de la educación virtual y cómo se ven reflejadas a través de las herramientas Google Workspace:

  • Acceso amigable: en el caso de Google, no existen dos lecturas; el buscador más usado por niños y adultos nos pone a disposición una gran gama de herramientas de similar uso, por lo que aprender a manejarlas es sencillo y útil, además de necesario.
  • Herramientas digitales para educar, accesibles: una renuencia histórica de nuestra educación, como lo era la integración de nuevas tecnologías a la práctica pedagógica, avanzó vertiginosamente y derrumbó varios mitos. Hoy están al alcance tanto de docentes como de alumnos, plataformas polifuncionales de acceso gratuito y con una variada oferta.
  • Optimización en el uso del tiempo: esta máxima pregonada tanto desde la academia como desde la industria adquirió un protagonismo fundamental.
  • Posibilita reuniones colaborativas en espacios geográficos lejanos: con un adecuado acompañamiento docente, los alumnos aprenden rápidamente a trabajar en equipo, lo que les será de gran utilidad en su vida adulta.
  • La robótica y la programación integradas didácticamente: dos aéreas estratégicas que ya tenían un largo recorrido lograron una transversalidad natural con todas las materias curriculares.
  • Autodisciplina: el trabajo escolar desde casa exige una buena autoadministración de la rutina.
  • Mejora en la capacitación tecnológica: hubo un destacado avance en el uso de las tecnologías que atravesó todas las franjas, acompañado de una muy importante oferta de capacitación de fácil acceso.
  • Consolidación de aprendizajes: todo indica que este breve periodo ha logrado desarrollar en alumnos y educadores una base diferencial para un futuro incierto.
  • ¡Ir a clase en pijama!: con medias o sin ellas, en zapatillas o descalzos, las clases desde casa les permitieron a todos una impensable descontracturación en su vestimenta.

 

La pandemia causó un gran tembladeral en toda la sociedad. Usemos Google Workspace o cualquier otra de las herramientas que tenemos a nuestro alcance, que más que un bastón momentáneo, son un trampolín que nos proyecta al futuro.